martes, 27 de enero de 2009

DIRECTO AL OJO

Encuentran la explicación al increiblemente alto porcetaje de acierto en los ojos cuando las cobras lanzan su veneno.



Fuente: ScieneDialy
Foto: Encyclopedia Britannica



Las cobras en realidad no "escupen" el veneno, dice el autor del estudio, Bruce Young, el director del Laboratorio Anatómico en el Departamento de Fisioterapia en la Universidad de Massachusetts, Lowell. Las contracciones de un músculo exprimen la glándula de veneno de la cobra, forzándolo a correr por los colmillos de la serpiente. Los músculos pueden producir bastante presión para rociar el veneno hasta seis pies (unos dos metros).



Para ser eficaz, el veneno debe entrar en contacto con los ojos, donde causa un dolor intenso y posiblemente la ceguera. Estudios anteriores han encontrado que las cobras dan en sus blancos con una exactitud del 100% a 60 centímetros de distancia.



El Doctor Young y sus colegas, Melissa Boetig y Doctor Guido Westhoff, ha encontrado el secreto al éxito de la cobra.

El veneno de cobra no golpea a la víctima en un punto. El veneno se distribuye según un modelo complejo geométrico. Esto no es ningún accidente, según el estudio. El modelo es activamente producido por la cobra.



Usaron la fotografía de alta velocidad y electromiografía (EMG) para descubrir las contracciones de los músculos de cuello y cabeza. Encontraron que las cobras contraían su cabeza y músculos de cuello una fracción de segundo antes del escupir. La actividad de músculo hace girar la cabeza, y lo tira de un lado al otro y también hacia atrás, produciendo el modelo de salida del veneno muy complejo.



"El sistema de expulsión de veneno funciona para propulsar el veneno hacia adelante mientras los músculos de la cabeza y el cuello producen las oscilaciones rápidas de la cabeza que dispersan el veneno, por lo visto maximizando la posibilidad que una parte del veneno se ponga en contacto con el ojo, " escriben los autores.

La capacidad de dispersar el veneno activamente quiere decir que las cobras no necesitan el objetivo concreto del ojo, solamente tienen que estar dentro de su radio de acción (más bien, en su cuña de acción).



La publicación aparece en Physiological and Biochemical Zoology. Os dejo la referencia completa, ya que aparece en la página donde lo leí por si a alguien se quiere interesar un poco más por el tema.

Young et al. Functional Bases of the Spatial Dispersal of Venom during Cobra “Spitting”. Physiological and Biochemical Zoology, 2009; 82 (1): 80 DOI: 10.1086/595589

1 comentario:

Diego Zamora dijo...

Mala leche tiene el bicho...

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