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Foto: zin.ru
Investigadores de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos han descubierto gracias a un escarabajo de Alaska que sobrevive a menos 60 grados centígrados una gran molécula «anticongelante» que podría proteger los tejidos biológicos de la congelación a bajas temperaturas.
Los resultados del estudio se publicaron a final de 2009 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Los resultados del estudio se publicaron a final de 2009 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
A diferencia de los anticongelantes que se conocen, que están compuestos por moléculas pequeñas y más eficaces en altas concentraciones, los anticongelantes de moléculas grandes y pesadas evitan la producción del hielo a concentraciones relativamente bajas.
Los científicos, dirigidos por Kent Walters, aislaron un anticongelante no proteínico de un escarabajo de Alaska tolerante al frío (Upis ceramboides), que puede sobrevivir a temperaturas de menos 60 grados centígrados. Hasta el momento sólo se conocían proteínas que evitaran el desarrollo del hielo. En los insectos, el anticongelante probablemente ayuda a aumentar la supervivencia a bajas temperaturas al mantener los cristales de hielo pequeños, evitando así los daños en los tejidos.
Además, las moléculas anticongelantes parecen asociadas con membranas celulares, donde podrían ayudar a evitar que el hielo fuera de las células congelara el líquido interior y evitar los daños en las membranas celulares a bajas temperaturas. El interior celular no se congelaría ni lisaría la célula al estar congelada a nivel de la membrana plasmática.
Según explican los investigadores, se han observado evidencias de grandes moléculas anticongelantes en muchas plantas, animales, bacterias y hongos, pero la mayoría de los factores responsables se desconocen. Los autores sugieren que en vez de buscar sólo proteínas, los investigadores deben ahora ampliar la búsqueda para incluir factores no proteínicos también.
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